martes, 29 de noviembre de 2011

TODAS LAS MAÑANAS SE ASOMA UN ÁNGEL A MI VENTANA



COMO ESOS VIEJOS BARCOS

Como esos viejos barcos
que atracan al atardecer,
a los que nadie espera,
y al final, nadie llora cuando parten,
así tu vida, cuando avista
el último faro que alumbra tus días,
alejándose hacia ese oscuro mar
de donde jamás se regresa.







AVISO A LA MUERTE 
 
Si me sorprende la muerte
que no diga:
“Estos ojos fueron míos,
estas manos, estos labios”…
Ella bien sabe a quién perteneció
mi boca y mis palabras,
a quién le permití poseerlas.






JARDÍN

Un árbol y un pájaro me bastarían
si tu corazón no existiera antes que ellos




EN LOS TANATORIOS

De madrugada en los tanatorios,
siempre se espera a que un ángel
entre por la ventana.
Mientras unos lloran desconsolados
a la palidez de ese rostro,
otros -con semblante serio- hablan
y cuentan historias de éste
que reposa al otro lado del cristal;
sin embargo,
el que yace entre lirios y rosas,
sonríe vagamente feliz
a todo lo que ha dejado atrás:
dolor, llanto, traición, envidias, pasiones.

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